El presidente de la Nación, Javier Milei, llevó adelante la apertura de la 1° Semana de la Inteligencia Artificial en Argentina; una serie de conferencias y paneles dedicados a esta tecnología, cómo funciona y qué beneficios podría aparejar a los sectores productivos del país.
Aunque el discurso tuvo los característicos posicionamientos ideológicos del mandatario, lo interesante llegó en su señalamiento de la región patagónica como un espacio ideal para el desarrollo de la IA. Dicho razonamiento está anclado en dos variables principalmente: el acceso a la energía y las bajas temperaturas.
Si hablamos de inteligencia artificial, la mayoría asociará el concepto a herramientas como ChatGPT o Meta, presente en la aplicación de mensajería WhatsApp. Allí se pueden generar imágenes, textos o recibir respuestas a preguntas. Detrás del programa que compone a estos chatbots existe un complejo esquema de infraestructura en los datacenters que “alimentan” a las inteligencias.
Para sostener semejante estructura de millones de computadoras operando día y noche se requiere cantidades sorprendentes de energía. Por ejemplo, cada pregunta que hacemos, es el equivalente a 20 minutos de una lamparita hogareña encendida; por año ChatGPT consume alrededor de 453 millones de kilowatts, el consumo de 43.204 casas en Estados Unidos o el suministro eléctrico de Austria durante dos días y medio. Junto con la energía, llega la refrigeración. Si millones de máquinas operan 24 horas, es necesario mantenerlas en un rango óptimo de temperatura para prolongar su vida útil y maximizar su rendimiento. Para cumplir semejante cometido la ciudad de Toronto está impulsando un mega proyecto donde se extenderán cañerías debajo del Lago Ontario, a fin de enfriar al sector tecnológico de la ciudad.
La Patagonia en ambos casos, ofrece soluciones por sus ventajas comparativas. Las capacidades de producción de energía eólica presentes tanto en Tierra del Fuego, Chubut y Santa Cruz, permiten pensar en una forma de “alimentar a la bestia” de la inteligencia artificial; contando también con temperaturas bajas en promedio que abaratan los costos de la refrigeración. Si hacemos memoria, durante la fiebre de oro de las cryptos en 2020, varias empresas eligieron la región para instalarse. Aunque con equipamiento más de “casero”, la lógica es la misma: computadoras procesando información que consumen energía y requieren bajas temperaturas.
Desde la Presidencia y su Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, se busca posicionar a la región para atraer a aquellas nuevas empresas que requieren espacios donde instalar su infraestructura, entendiendo que si mejoran las condiciones de la macro, estas inversiones de capital intensivo se pueden volver una realidad en la parte sur de nuestro país.